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sábado, 3 de octubre de 2015



Receptores 

Los músculos esqueléticos contienen dos tipos de receptores sensoriales: el huso muscular y el huso neurotendinoso de Golgi.

El huso muscular es una estructura cilíndrica, alargada, con su parte central más gruesa. Contiene en su interior de 6 o 14 fibras musculares intrafusales, las cuales están especializadas funcionalmente como mecanorreceptores de estiramiento. Estas fibras que se encuentran dentro del huso se diferencian del resto de las fibras musculares esqueléticas, llama fibras musculares extrafusales.

La morfología de la fibra intrafusal es variada y, por ello, se distinguen dos tipos: fibras musculares intrafusales en cadena de núcleos y fibras musculares intrafusales en saco nuclear, según presenten sus núcleos ordenados en una fila dentro de la fibra o en un ensanchamiento que está presente en su parte equatorial.

La parte central de la fibra intrafusal está inervada por dos tipos de axones mielínicos, que las alcanzan después de atravesar la cápsula del huso: las fibras Ia o aferente primaria, que son las de mayor diámetro y las fibras del tipo II o secundarias, de diámetro pequeño. En el interior del huso, cada terminal Ia se enrolla alrededor de la parte central de una fibra intrafusal, formando un espiral, de ahí su nombre de terminales anuloespirales. La parte central de la fibra es un segmento no-contráctil por lo que, cuando ésta es estirada, el espiral se distorsiona, cambio que representa un estímulo mecánico que genera en él potenciales de acción que viajan hacia el sistema nervioso central. Por eso las fibras Ia, son aferentes.
Hacia cada extremo de la zona central, la fibra intrafusal presenta tejido contráctil, el cual está inervado por axones que vienen del sistema nervioso central y que se originan en neuronas motoras ubicadas en la médula espinal, las motoneuronas gama. Por ello a esos fibras eferentes se les llama gama-eferentes. Los potenciales de acción que llegan por estos axones, a las fibras intrafusales, provocan la contracción de la parte contráctil de ellas lo cual puede inducir, por estiramiento de su parte central, la generación de potenciales desde los terminales Ia.

A través de las fibras Ia, el sistema nervioso recibe constantemente información de grado de elongación de los diferentes músculos. A través de la fibras gama, se puede regular la sensibilidad de ese receptor de elongación.

Los husos neurotendinosos están formados por fibras tendinosas intrafusales especializadas en la percepción de contracción y velocidad de cambio en la misma conectados a terminales nerviosos, los cuales están metidos en una red de tejido colágeno, fibras tendinosas extrafusales. Estos terminales, llamados Ib, pertenecen a axones aferentes, es decir, que llevan información al sistema nervioso central.

El órgano del tendón se encuentra en la unión de las fibras extrafusales del músculo con su tendón. Por lo tanto, durante la contracción, el órgano del tendón es estirado por la tensión desarrollada lo cual provoca compresión de las los terminales Ib, por la red de colágeno. Este cambio, representa el estímulo que genera potenciales de acción cuya frecuencia depende de la cantidad de fuerza que desarrolla el músculo que se está contrayendo.

Si un músculo se estira aumenta la frecuencia de los potenciales de acción en la fibras Ia y de esta forma se estimulan las motoneuronas alfa del asta gris anterior de la médula espinal, dando como resultado la contracción del músculo. En cambio si disminuye la frecuencia de los potenciales de acción a través de las fibras Ia y también, puede aumentar la frecuencia de los potenciales en la fibras Ib, lo que ahora inhibe a las motoneuronas alfa ocasionando la relajación

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