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sábado, 10 de octubre de 2015

Nervio Óptico
Las fibras del nervio óptico son axones de las células de la capa ganglionar de la retina, que convergen en el disco o papila óptica (punto ciego de la retina por carecer de fotorreceptores sensibles a la luz), abandonandolo 3mm o 4mm en el lado nasal de la misma. La mielina del nervio óptico está formada por oligodendrocitos más que por células de schwann.

Las fibras de la mitad nasal de cada retina se cruzan en el quiasma óptico y entran en el tracto óptico contralateral. Las fibras de este tracto establecen sinapsis con las neuronas del cuerpo geniculado lateral desde donde se proyectan a la corteza visual primaria formando la radiación óptica que pasa por la porción retrolenticular de la cápsula  interna, aunque algunas de esta fibras se dirigen al núcleo pretectal y el colículo superior del mesencéfalo para participar en reflejos fotomotores.

Es importante recordar que el campo de visión de un lado se dirige hacia la corteza visual contralateral, mediante el cruce de las fibras provenientes de la mitad nasal de la retina contralateral para formar el tracto óptico junto con las fibras de la mitad temporal de la retina ipsilateral.. De la misma forma el campo de visión inferior transportado por los cuadrantes superiores de la retina se dirigen a la pared superior del surco calcarino, y el campo de visión superior lo hace a la pared inferior del mismo. Las fibras provenientes de la mácula (región  de agudeza visual por poseer menos bastones y mayor número de conos) de la retina se proyectan hacia las parte más posteriores de los bordes del surco calcarino en cuya vecindad se encuentra la corteza visual primaria (Área 17), en cambio las fibras que provienen de las regiones periféricas de la retina van hacia las partes más anteriores del surco.
VÍA OLFATORIA
El término rinencéfalo designa al encéfalo olfatorio. En sentido estricto, el rinencéfalo comprende al bulbo, la cintilla, el tubérculo y las estrías olfatorias, el núcleo olfatorio anterior, partes del complejo amigdalino, área entorrinal y partes de la corteza prepiriforme. Ateniéndose a este concepto, el término rinencéfalo es equivalente al paleocortex, que junto con el hipocampo que forma el arquicortex; juntos constituyen el alocortex.

Vías olfatorias

Receptores olfatorios.
La mucosa olfatoria es epitelio especializado que se encuentra en la parte superior de la cavidad nasal, por encima del cornete nasal superior. Las delicadas prolongaciones centrales, que constituyen los filetes olfatorios amielínicos, convergen para formar pequeños fascículos y pasan desde la cavidad nasal a través de los orificios de lámina la lámina cribosa del etmoides. Estas fibras penetran en la cara ventral del bulbo olfatorio. Los filetes olfatorios constituyen en conjunto el nervio olfatorio.
Bulbo olfatorio.
Este cuerpo descansa sobre la lámina cribosa del hueso etmoides y constituye el "núcleo" terminal del nervio olfatorio. Dentro de la sustancia gris del bulbo olfatorio hay distintos tipos de células nerviosas, de las cuales las más llamativas son las grandes células mitrales. Las fibras olfatorias primarias establecen sinapsis con estas células, para formar los glomérulos sinápticos. También encontramos células en penacho y ganglionares. Las células ganglionares son excitadas por las células mitrales, quienes de forma antagónica son inhibidas por las mitrales. Los axones de las células mitrales y en penacho entran en el tracto olfatorio como fibras olfatorias secundarias.
Caudales al bulbo olfatorio se encuentran grupos esparcidos de neuronas entre las células mitrales y las granulares, que forman el núcleo olfatorio anterior. Los axones de las células del núcleo olfatorio anterior se dirigen centralmente, se cruzan en la parte anterior de la comisura anterior para dirigirse al bulbo olfatorio del lado opuesto.
Tracto olfatorio.
Esta vía pasa hacia la sustancia perforada anterior y se divide en estrías olfatorias interna (medial) y exter­na (lateral). Una delgada cubierta de sustancia gris sobre las estrías olfatorias compone las circunvoluciones olfatorias interna (medial) y externa (lateral).
Lóbulo olfatorio.
A través de la estría olfatoria lateral, las fibras llegan al área olfatoria primaria, que está formada el área periamigdalina y el área prepiriforme. El área prepiriforme, se la considera como un centro olfatorio de discriminación. Está estructuras mencionadas anteriormente en conjunto con el área entorrinal al área 28, que constituye un sector importante de la parte anterior de la circunvolución parahipocampal, conforman el  lóbulo piriforme que comprende las áreas prepiriforme, periamigdalina y entorrinal.
La corteza prepiriforme y el área periamigdalina; que reciben fibras de la estría olfatoria, constituyen la corteza olfatoria primaria, desde la cual se proyectan a la corteza entorrinal (área 28), los núcleos amigdalinos, entre otros. La corteza entorrinal es considerada como el área cortical olfatoria secundaria. Las fibras eferentes de la conexa entorrinal se dirigen a la formación del hipocampo y a la corteza insular anterior y frontal a través del fascículo unciforme.

Las fibras que van por la estría olfatoria medial, además de dirigirse al bulbo olfatorio contralateral tienen una importante dirección hacia el área septal, llamada anteriormente área olfatoria medial, localizada en el área subcallosa y que contiene los núcleos septales. Los núcleos septales reciben aferentes desde la formación del hipocampo a través del trígono cerebral (Fórnix). Desde el area septal parten principalmente aferencias hacia el hipotálamo (Haz prosencefálico medial) y al epitálamo ( a través de la estría medular del tálamo). Lo cual reviste de mucha importancia pues a través de fibras descendentes desde el hipotálamo se proyectan a través de la formación reticular hacia los nucleos parasimpáticos de los nervios craneales con la finalidad de desencadenar respuestas autonómicas con relación a los olores.

sábado, 3 de octubre de 2015



Receptores 

Los músculos esqueléticos contienen dos tipos de receptores sensoriales: el huso muscular y el huso neurotendinoso de Golgi.

El huso muscular es una estructura cilíndrica, alargada, con su parte central más gruesa. Contiene en su interior de 6 o 14 fibras musculares intrafusales, las cuales están especializadas funcionalmente como mecanorreceptores de estiramiento. Estas fibras que se encuentran dentro del huso se diferencian del resto de las fibras musculares esqueléticas, llama fibras musculares extrafusales.

La morfología de la fibra intrafusal es variada y, por ello, se distinguen dos tipos: fibras musculares intrafusales en cadena de núcleos y fibras musculares intrafusales en saco nuclear, según presenten sus núcleos ordenados en una fila dentro de la fibra o en un ensanchamiento que está presente en su parte equatorial.

La parte central de la fibra intrafusal está inervada por dos tipos de axones mielínicos, que las alcanzan después de atravesar la cápsula del huso: las fibras Ia o aferente primaria, que son las de mayor diámetro y las fibras del tipo II o secundarias, de diámetro pequeño. En el interior del huso, cada terminal Ia se enrolla alrededor de la parte central de una fibra intrafusal, formando un espiral, de ahí su nombre de terminales anuloespirales. La parte central de la fibra es un segmento no-contráctil por lo que, cuando ésta es estirada, el espiral se distorsiona, cambio que representa un estímulo mecánico que genera en él potenciales de acción que viajan hacia el sistema nervioso central. Por eso las fibras Ia, son aferentes.
Hacia cada extremo de la zona central, la fibra intrafusal presenta tejido contráctil, el cual está inervado por axones que vienen del sistema nervioso central y que se originan en neuronas motoras ubicadas en la médula espinal, las motoneuronas gama. Por ello a esos fibras eferentes se les llama gama-eferentes. Los potenciales de acción que llegan por estos axones, a las fibras intrafusales, provocan la contracción de la parte contráctil de ellas lo cual puede inducir, por estiramiento de su parte central, la generación de potenciales desde los terminales Ia.

A través de las fibras Ia, el sistema nervioso recibe constantemente información de grado de elongación de los diferentes músculos. A través de la fibras gama, se puede regular la sensibilidad de ese receptor de elongación.

Los husos neurotendinosos están formados por fibras tendinosas intrafusales especializadas en la percepción de contracción y velocidad de cambio en la misma conectados a terminales nerviosos, los cuales están metidos en una red de tejido colágeno, fibras tendinosas extrafusales. Estos terminales, llamados Ib, pertenecen a axones aferentes, es decir, que llevan información al sistema nervioso central.

El órgano del tendón se encuentra en la unión de las fibras extrafusales del músculo con su tendón. Por lo tanto, durante la contracción, el órgano del tendón es estirado por la tensión desarrollada lo cual provoca compresión de las los terminales Ib, por la red de colágeno. Este cambio, representa el estímulo que genera potenciales de acción cuya frecuencia depende de la cantidad de fuerza que desarrolla el músculo que se está contrayendo.

Si un músculo se estira aumenta la frecuencia de los potenciales de acción en la fibras Ia y de esta forma se estimulan las motoneuronas alfa del asta gris anterior de la médula espinal, dando como resultado la contracción del músculo. En cambio si disminuye la frecuencia de los potenciales de acción a través de las fibras Ia y también, puede aumentar la frecuencia de los potenciales en la fibras Ib, lo que ahora inhibe a las motoneuronas alfa ocasionando la relajación